Así sería el reciclaje de los envases de plástico si, uno, todos nosotros los pusiéramos en el contenedor amarillo y, dos, pudieran ser de verdad reciclados todos los tipos de plástico: “Está por un lado el fabricante del material; y, a continuación, el fabricante del envase; después el ciudadano que lo utiliza; y el ciudadano que lo desecha correctamente; los envases llegan al lugar donde son separados con sensores ópticos; luego son reciclados, es decir limpiados, triturados, fundidos y transformados en pellets; y éstos pasan de nuevo al fabricante del plástico”. Así define el químico Miguel Lomba el proceso circular ideal que paliaría el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación del planeta.
Es miembro del equipo de trabajo de Aitana Sáez de Guinoa, coordinadora desde el CIRCE (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos) del proyecto europeo Circ-Pack, orientado a la consecución de esa economía circular del envase de plástico. “Los objetivos son -apunta la ingeniera química- mejorar el reciclado e introducir materiales biobasados y ecodiseño”. Mucho por hacer, ya que en la actualidad, aunque hay tecnología para más, sólo se reciclan el pet y el polietileno y una parte importante de los envases se queda en los vertederos.
Por ejemplo, el polipropileno con el que están hechos los tapones de las botellas “se recicla muy bien -explica Sáez de Guinoa-, pero económicamente no resulta rentable. Por eso, se trata también de pensar nuevos modelos de negocio que reutilicen más materiales”.
Cero envases en los vertederos o, mejor, fuera vertederos es la consigna de la economía circular. Porque, sin reciclaje, algo que tiene una vida útil de horas permanece luego cientos de años en la naturaleza. Y luego encontramos plásticos en el mar y microplásticos en el agua del grifo. La empresa Ecoembes, socia de Circ-Pack, recuerda que “todos los envases de plástico deben ir al contenedor amarillo: botellas (de agua, champú, geles…), tarrinas de yogurt, bolsas, tubos de pasta de dientes…”, compartiendo contenedor con los briks y los envases de aluminio.
Ecoembes tiene en su canal de Youtube una serie de vídeos muy recomendable sobre los mitos del reciclaje.
Plástico sin petróleo
Novamont, otra empresa socia de Circ-Pack fabricante de plásticos, sacará adelante un material biobasado para bandejas de alimentos, cápsulas de café y film para bolsas que constituirá la parte más innovadora del proyecto europeo. ¿Pero qué es un biobasado? ¿Y un plástico biodegradable? Montserrat Lanero, ingeniera industrial de CIRCE, también del equipo de Sáez de Guinoa, nos lo explica: “El material biobasado no procede del petróleo, sino de una materia prima renovable, como la celulosa; el biodegradable es el que, en la naturaleza, se degrada básicamente en carbono e hidrógeno; y el compostable es el que se biodegrada más rápido en las plantas de reciclaje, transformándose en compost, un abono natural”.
En cuanto al diseño de los envases, sobre el que Circ-Pack también intervendrá, “hay dos tipos -señala la coordinadora del proyecto-: “Envases multicapa, que son las bandejas que contienen dos plásticos distintos inseparables; y envases multimaterial, los tetrabricks que unen cartón a una lámina de plástico. Y son, ambos, difícilmente reciclables”. ¿Qué se puede hacer? “Introducir, en el multimaterial, una lámina plástica más fina que sí pueda reciclarse con el cartón y acabar con el multicapa, dejar un sólo material y además biobasado, biodegradable y compostable”.
Y el ciudadano en el centro de todo el proceso. Circ-Pack lo tiene muy presente. A través de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), socia también del proyecto, se llevará a cabo en los próximos tres años un sondeo entre la población europea, que ya ha comenzado, sobre su percepción de los envases plásticos. La evaluación global, económica, medioambiental y social, le corresponde a CIRCE.
Este artículo se ha publicado en Tercer Milenio (Heraldo de Aragón)
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