Preguntado un científico en el Nueva York del siglo XIX por las dificultades que atisbaba en el futuro si la población se triplicaba, respondió que «sería muy costoso recoger los excrementos de los caballos». Es el ejemplo que puso ayer el químico Luis Oro, en una charla en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, de la que es profesor, para ilustrar la idea de que «no podemos predecir los avances tecnológicos a muy largo plazo. Por eso -dijo- yo recomiendo a mis estudiantes que refuercen mucho la formación básica, para, llegado el momento, saber afrontar los problemas y los desarrollos tecnológicos del futuro».

A la multitud que abarrotaba el aula magna del Paraninfo, Oro pidió «responsabilidad» en las enfermedades del planeta. O sea, que todos podemos hacer algo, mucho, por la salud del medioambiente. Y el químico, antaño director general de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Educación y Ciencia y secretario general del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, nos leyó la cartilla:

-«¿Por qué gastamos tanto detergente?». España e Italia son los países europeos a la cabeza en el gasto de detergente.

-«En ciudades pequeñas ¿por qué no vamos en bici si es tan sano?» El nuevo catalizador que retiene los humos que los coches lanzan a la atmósfera no es recomendable para ciudades pequeñas con trayectos cortos, «porque no empieza a funcionar hasta pasados diez minutos de haber puesto el coche en marcha».

-«La electricidad también contamina; y no sólo la que emplea la industria».

-Y «hay que ir pensando en ser muy vegetarianos», dada la ingente cantidad de agua y vegetales que consumen los animales que comemos. En breve, la superficie del planeta no va a dar para tantos chuletones. «Habrá que dejarlos como lujo para ciertas ocasiones». Mejor comer legumbres con arroz.

Así que, ahora que los ojos del mundo están puestos en esa gran contaminación que reside en el fondo de nuestros océanos, practiquemos todos las famosas tres erres de la supervivencia, recordadas por Luis Oro: reemplazar, reducir y reciclar. Ahora, hasta van a empezar a reciclar los cohetes espaciales. PLD Space lo tiene en investigación. Más fácil lo de la lata y la caja de cartón ¿no? Y en ciudades grandes, mínimo Sevilla o Valencia, sí hay que ir poniendo catalizador a los coches, aunque sea caro.

 

No obstante, el químico que también presidió, a comienzos de este siglo, la Real Sociedad Española de Química advirtió que «la Naturaleza, por sí sola, también contamina».

«Zaragoza -dijo, por hallarse en esta ciudad- vierte 50.000 kilos de fósforo todos los días, porque excretamos fósforo», el cual limita la vida en el planeta. Por no hablar del agua, protagonista del drama que ya se vive en África.

La química hizo que la población creciera en el mundo, al facilitar la expansión de la agricultura. Sólo en el último siglo ha crecido la población un 300% y el consumo de agua un 700%. Ahora, la ciencia tiene el difícil reto de gestionar con eficacia los residuos y reducir el consumo de agua. «Ya estamos superando la bioestabilidad del planeta, aunque aún no parezca pasar nada».

Analizando la biocapacidad de cada país, se ve que España ha reducido en los últimos años la huella ecológica (es decir, los daños al medioambiente). La crisis, claro, que algo bueno ha hecho. No ha sido por voluntad, no.

Luis Oro espera que se cumplan los acuerdos de la cumbre de París de 2015, ya que, así, el calentamiento global será más lento. Si no se decelera, si no se reducen muchísimo las emisiones de CO2, habrá huracanes mucho más fuertes y lluvias peligrosamente torrenciales. Pero, ojo, todos podemos contribuir. Aunque Trump lo niegue. De momento, la retirada de los clorofluorocarbonos (sprays) ha frenado la destrucción de la capa de ozono en las capas altas de la atmósfera. Recordemos que es nuestro escudo frente a las radiaciones ultravioletas.

El deshielo de los polos habla por sí solo. Las vías de tránsito entre Japón, China y Europa van a ser otras. Surgen nuevas. Y los países ya se mueven sobre el tablero del nuevo terreno comercial que va a ir apareciendo con el deshielo. Sigamos pendientes del fondo de los océanos.

Preguntado un científico en el Nueva York del siglo XIX por las dificultades que atisbaba en el futuro si la población se triplicaba, respondió que «sería muy costoso recoger los excrementos de los caballos». Es el ejemplo que puso ayer el químico Luis Oro, en una charla en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, de la que es profesor, para ilustrar la idea de que «no podemos predecir los avances tecnológicos a muy largo plazo. Por eso -dijo- yo recomiendo a mis estudiantes que refuercen mucho la formación básica, para, llegado el momento, saber afrontar los problemas y los desarrollos tecnológicos del futuro».

A la multitud que abarrotaba el aula magna del Paraninfo, Oro pidió «responsabilidad» en las enfermedades del planeta. O sea, que todos podemos hacer algo, mucho, por la salud del medioambiente. Y el químico, antaño director general de Investigación Científica y Técnica del Ministerio de Educación y Ciencia y secretario general del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, nos leyó la cartilla:

-«¿Por qué gastamos tanto detergente?». España e Italia son los países europeos a la cabeza en el gasto de detergente.

 

-«En ciudades pequeñas ¿por qué no vamos en bici si es tan sano?» El nuevo catalizador que retiene los humos que los coches lanzan a la atmósfera no es recomendable para ciudades pequeñas con trayectos cortos, «porque no empieza a funcionar hasta pasados diez minutos de haber puesto el coche en marcha».

-«La electricidad también contamina; y no sólo la que emplea la industria».

-Y «hay que ir pensando en ser muy vegetarianos», dada la ingente cantidad de agua y vegetales que consumen los animales que comemos. En breve, la superficie del planeta no va a dar para tantos chuletones. «Habrá que dejarlos como lujo para ciertas ocasiones». Mejor comer legumbres con arroz.

Así que, ahora que los ojos del mundo están puestos en esa gran contaminación que reside en el fondo de nuestros océanos, practiquemos todos las famosas tres erres de la supervivencia, recordadas por Luis Oro: reemplazar, reducir y reciclar. Ahora, hasta van a empezar a reciclar los cohetes espaciales. PLD Space lo tiene en investigación. Más fácil lo de la lata y la caja de cartón ¿no? Y en ciudades grandes, mínimo Sevilla o Valencia, sí hay que ir poniendo catalizador a los coches, aunque sea caro.

 

ENTREVISTA

No obstante, el químico que también presidió, a comienzos de este siglo, la Real Sociedad Española de Química advirtió que «la Naturaleza, por sí sola, también contamina».

«Zaragoza -dijo, por hallarse en esta ciudad- vierte 50.000 kilos de fósforo todos los días, porque excretamos fósforo», el cual limita la vida en el planeta. Por no hablar del agua, protagonista del drama que ya se vive en África.

La química hizo que la población creciera en el mundo, al facilitar la expansión de la agricultura. Sólo en el último siglo ha crecido la población un 300% y el consumo de agua un 700%. Ahora, la ciencia tiene el difícil reto de gestionar con eficacia los residuos y reducir el consumo de agua. «Ya estamos superando la bioestabilidad del planeta, aunque aún no parezca pasar nada».

Analizando la biocapacidad de cada país, se ve que España ha reducido en los últimos años la huella ecológica (es decir, los daños al medioambiente). La crisis, claro, que algo bueno ha hecho. No ha sido por voluntad, no.

Luis Oro espera que se cumplan los acuerdos de la cumbre de París de 2015, ya que, así, el calentamiento global será más lento. Si no se decelera, si no se reducen muchísimo las emisiones de CO2, habrá huracanes mucho más fuertes y lluvias peligrosamente torrenciales. Pero, ojo, todos podemos contribuir. Aunque Trump lo niegue. De momento, la retirada de los clorofluorocarbonos (sprays) ha frenado la destrucción de la capa de ozono en las capas altas de la atmósfera. Recordemos que es nuestro escudo frente a las radiaciones ultravioletas.

El deshielo de los polos habla por sí solo. Las vías de tránsito entre Japón, China y Europa van a ser otras. Surgen nuevas. Y los países ya se mueven sobre el tablero del nuevo terreno comercial que va a ir apareciendo con el deshielo. Sigamos pendientes del fondo de los océanos.